domingo, 22 de abril de 2018

XXI FESTIVAL DE MÁLAGA (I). Un verdadero Festivaaal. LA CIUTAT INTERIOR (Andrea Ballesteros i Beato, Iso Luengo, Jorge Moneo Quintana, 2017). . . . . . . . . . . . . MIENTRAS SE ESPERA (Paola Villanueva Bidault, 2017)

Original sí que es
No ha sido fácil encontrarle un titular a esta entrada, no. Es que esto de la longitud de los nombres largos como XXI Festival de Málaga. Cine en Español ayuda poco. Eso pasa por no haberse decidido a copiar la costumbre de las siglas, que los SEFF,  FCAT o MIFF sí que facilitan brevedad en los títulos.

Si, encima, pensamos que hay festivales, como este mismo, que incluso han cambiado de nombre, ya tenemos más razones para dejarlo en Festival de Málaga y va que chuta. Que sí: que antes era De Cine Español y, desde hace poco, se ha transformado en Cine En Español con la inevitable polémica, como era d´esperar: qu´el que mucho abarca poco aprieta, que así la cinematografía nacional queda mermada, etcétera, sin que nadie aludiera a eso de dificultar el título de la entrada de un blog.



Ya hablaremos d´esa dicotomía español/latinoamericano porque, antes de nada, se hace preciso insistir en qu´este certamen constituye un verdadero Festival. O festivaaal. O fiesta. O festín. La ciudad de Málaga (España) muestra su rostro más festivo y acogedor sin que tampoco se llegue a escenas de gritones descamisados o de feroz alcoholemia, propias de otras celebraciones menos culturetas. Esto es tan cierto como que no poca gente joven encuentra un trabajillo temporal dentro de la maquinaria organizadora, que algunas calles del centro urbano se ven cubiertas por una brillantísima alfombra roja y qu´es la ocasión para que los fans más fans pidan autógrafos a actores y actrices en sus recorridos más habituales, es decir, entre el hotel de la foto situada más abajo y el, ejem, espacio escénico donde se celebran los estrenos por todo lo alto, que es el bello Teatro Cervantes.

Esto... El hotel... de la foto
Tiene, en efecto, todas las papeletas para ser considerado un Festival, lo que también se aplica a la hora de reconocer su cara menos amable. Da alegría que se llenen las salas de cines y de centros culturales que proyectan películas, claro, pero da corajillo que a la misma gente que los abarrota en estas fechas se le olvide ir al cine durante el resto del año. Tampoco hay que obviar que resulta un tanto incómodo someterse a las largas colas o, en caso de haber conseguido entrada por los pelos, a la incomodidad de los asientos extremadamente esquinados. Pero vale: ¡que to´ sea eso!

Así las cosas, cuando El Cinéfilo Ignorante, haciendo uso de su facilidad procastinadora, aparece por el Teatro Echegaray al filo de las 6 y pico del segundo día de Festival, ya creía que se iba a quedar sin entrada para el primer par de documentales en este magno evento.

¿El Teatro Echegaray? Un recinto menos espectacular que El Cervantes por aquello de ser de un tamaño mucho menor  pero que, d´esta forma, contribuye a crear un ambiente de familia o de amigos, de permitir una cercanía al escenario que casi deja contarle los pelos de la barba a los actores y de contar con una disposición de las butacas tan en pendiente que recuerda a la de los teatros clásicos. Dejen, por favor, añadir qu´este local estuvo cerrado durante años pero que, ya desde hace unos pocos, tiene a bien participar activamente en el Festival de Málaga siendo el lugar donde se proyecta un buen número de documentales.

Por si lo ignoran, sepan ustedes qu´este género documental es el preferido d´El Cinéfilo Ignorante y que, por ese motivo, asistió, en fechas recientes, al Cinéma du Réel de París y que aquí lo tenemos dispuesto a disfrutar de un par de ejemplos de cine d´este tipo.

Ya decíamos qu´, en este teatro, s´está como en familia. Es muy posible, en el contexto del Festival de Málaga, verse con intérpretes y realizadores pudiendo contar con todas las facilidades para entablar conversación con ellos, sobre todo, aquí. Además, tenemos la presentación escénica de los valientes que han dirigido estas dos primeras obras.

El señor Casimiro Torreiro, del equipo de Dirección del festival y especialista en el género que nos ocupa, es el encargado de presentarlos. Ya conocemos a Casimiro de otras ediciones y sabemos de su inagotable verborrea con deje muuuy charrúa, la misma que nos incita a pensar lo mucho qu´este hombre sabe de cine y de todo y que, una vez se decide a dirigir su alud de preguntas a los realizadores, provoca que alguno de los interpelados tenga, a su vez, que replicarle "¿A cuál de las preguntas que me has hecho quieres que te responda?", lo cual le causa una impresión no demasiado favorable a todo testigo de la situación. Pero también pensemos que, si no llega a ser por el señor Torreiro, ni este acto sería el mismo ni, probablemente, habría tantos documentales por aquí.

¿Clases de catalán?
Tampoco es que los contenidos d´esta presentación sean muy reveladores ya que dejan para el final el famoso coloquio con los cineastas y directamente nos plantan la película LA CIUTAT INTERIOR. Se trata de una serie de monólogos a cargo de ¿Lo contamos? el personal de recepción y vigilancia en bloques de viviendas, más conocidos como porteros; en esta ocasión, todos desempeñan sus funciones en la ciudad de Barcelona.


Una sorpresa



Lo que no sepa ella...









¿Monólogos? ¿Entrevistas? No, no: monólogos. Juegan muy hábilmente con la cámara los tres autores del documental, lo que se observa en la primera de las intervenciones, teñida de un agridulce relato de una historia de amor que se sale de lo convencional, cosa que agradecemos . A continuación, desfila la señora escandalizada por un inesperado deceso; después, el auténtico personahe de todo el film contando y enseñando sus pericias, y otras figuras de la portería, oficio que, de alguna manera, queda reivindicado a lo largo de los 25 minutos que dura el documental firmado por tres avezados estudiantes de Cinematografía.

¡Pero bueno! ¿Esto qué es?

Justa es esa cantidad de minutos. No le hacían falta más y haberle quitado alguno de los protagonistas habría disminuido la fuerza de este mediometraje. Ahora bien: hay otro protagonista: la propia decoración de las porterías o esas entradas de los bloques que delatan el dudoso gusto de los constructores de la época en cuestión.




Todo un personaje
Finalmente: El Cinéfilo Ignorante no dejaba de pensar en el título, y es que de títulos va hoy la cosa. "La ciudad interior" es el de una de las coplas más celebradas del conjunto de pop español Radio Futura, de cuyos discos se guarda un inmejorable recuerdo. En esa canción destacan esos versos rabiosos que decían Te he clavado mi navaja. / Estoy / acostumbrado a morir, tras los que s´escuchaba  una serie de controlados alaridos cortesía del cantante Santiago Auserón.


Es verdad que esto es salirse del tema, pero no se ha podido evitar. La película, sin embargo, rezuma una quietud y una ternura que destaca por encima del entorno aparentemente casposo del mundo retratado. Consideremos como un punto a favor ese carácter simpático, tengamos en cuenta la variedad de testimonios recogidos y, por último, valoremos un aspecto original: imágenes estáticas que interrumpen los soliloquios de los, nunca mejor dicho, personajes. Estimando todo ello y pensando que es una obra cortita y que, por ello, podía pasar por una obra menor, le damos a este documental un puñadito de estrellas.
«««½
Huele a soledad
Ese mobiliario imposible


Nos enfrentamos seguidamente a MIENTRAS SE ESPERA. Ya sabemos que este documental gira en torno a un asilo de ancianos de la ciudad mexicana de Guadalajara, que, por cierto, es un pedazo de urbe de hasta siete millones de habitantes. También nos había anunciado su directora Paola Villanueva que, en tal asilo, conviven ancianas que alguien hubo dejado allí sin más de forma que se puede afirmar que no tienen familia.

Empieza bien
No han pasado muchos minutos de metraje cuando se crea en el espectador un sentimiento de fatalismo o, en una gráfica expresión de la lengua inglesa, un sinking feeling del que va a ser difícil salir en toda la película. ¿Qué se puede esperar de la vida de mujeres muy mayores que, dicho sea con todo el respeto, se han convertido en viejas pellejas? Tanto es así que, a veces, no es fácil adivinar ni su edad ni incluso su género ni, por supuesto, lo que dicen o balbucean, sin que ello tenga que ver con el delicioso deje del español hablado en México, de bellas inflexiones y no menos hermoso vocabulario.
En pleno centro

La convivencia... es lo que tiene
Vamos a más: el aspecto de algunas de las ancianas, no de todas, pues debe haber diferencia en los efectos de haber acumulado 80 ó 95 años de edad, es el vivo retrato de lo que les espera; no en vano se ha escogido, precisamente, el título de Mientras se espera, y así ya hemos hecho otra alusión al mundo de los titulares. No es que se aparezcan figuras que alguno podría calificar de cadavéricas; es, más bien, qu´, en cada uno de los pliegues de su ajada piel, se adivina lo que les aguarda. En ello acierta plenamente la dirección de Paola Villanueva pues sugiere más que revela esa fatídica situación.

Se puede contar algo que parece todavía peor: prepárense para lo qu´, en otro ambiente, podría ser un concurso de feos. Así como suena. Parece una burla, pero en absoluto lo es: si ustedes son de los que opinan qu´envejecer no encierra ninguna ventaja, añádanle el hecho irrefutable de que, en la gran mayoría de los casos, nos vamos a poner cada vez más antiestéticos.

Una bella imagen
Sin embargo, no es por este último aspecto por el que resulta muy duro ver este documental ni tampoco por reflejar cómo se asoma la muerte. Lo terrible aquí es la presencia constante de la Enfermedad. Porque esto sí que es estar malo: el dolor, el trastorno, la perturbación constante. Cualquiera que ha vivido la fase última de una persona querida, es decir, prácticamente todo el mundo que no es niño, se verá afectado por la visión de los serios achaques que se nos presenta aquí. Eso debe ser lo que provoca que, inesperada pero también comprensiblemente, abandone la sala algún que otro espectador.

Un mundo de ruedas
Qué fuerte, ¿verdad? Pues así es. El Cinéfilo Ignorante también s´encuentra dentro de la categoría de todo el mundo que no es niño y también pasa lo suyo mientras ve desfilar las imágenes y escucha los diálogos que ocupan los 75 minutos de la película. En algún momento, El Cinéfilo suplica en su interior que se cumplan pronto esos minutos no por falta de calidad cinematográfica sino por el sufrimiento, fielmente trasladado desde la pantalla hasta las escalonadas filas de asientos del Teatro Echegaray.

Im Presionante


¡Anda que no!
Que conste que todo lo anterior referido a este largometraje se puede considerar, desde el punto de vista artístico, como muy elogioso. Pero también debe constar qu´el espectador, sobre todo, si s´encuentra en un estado de espesura mental, puede perder el hilo con respecto a las características, vivencias e historia anterior de las dos o tres mujeres que más se dejan ver y más palabras y hasta canciones balbucen.

Aquí se comparte todo 
¿Las sábanas? También, claro










De hecho, la propia directora nos recordará, ya en el coloquio, en qué difieren las personalidades de las que se podrían considerar las dos protagonistas. Ante ello, El Cinéfilo, más Ignorante que nunca, reacciona con cierto estupor pues a él, por muy Cinéfilo que se considere, se le han escapado esas diferencias. A este respecto, le podrían haber venido bien 10 ó 15 minutos más, ¿no? No, no, que antes hemos dicho que no era fácil aguantar tanta penurria.

La campeona de lanzamiento de cojín
Un mundo de sillas de ruedas

Aquí es inevitable volverse filosófico metafísico y no, como en el documental anterior, protagonista de la movida. Aparte de pensar en un No Somos Nadie en plan existencialista, ese punto filosófico se resume en una frase de cariz popular: La vida es capicúa. Quiérese decir: que los caprichos de los viejos se parecen inevitablemente a los de los niños chicos o, más aún, a los de esas mismas personas cuando eran niños pequeños. Por eso, da la impresión de que los personajes también aparecen en la historia como actores niños; solo que los niños prodigio cantan bastante mejor, son mucho más bonicos y ante ellos se les presenta un futuro como estrellas. Pero, en ambos casos, son seres que manifiestan escasa voluntad propia en el cine y, en la gran mayoría de las ocasiones, no han pedido ser protagonistas de ninguna película. En este asunto, quizá suene exagerado hablar de manipulación.

La Socorrito
La Teresita

El pastillerío
Tieeerra soñada por míííííí

Salvo esa fina sombra, Mientras se espera destaca como una gran película, rebosante de humanidad, que es lo que uno busca en el cine, ósease: reír, llorar y pensar. Bueno; en este caso y frente a lo que se pudiera suponer, toca más lo tercero que lo segundo. Sólo ello bastaría para portarse con merecida generosidad y darle una copiosa constelación a la que sólo le falta una estrella para conseguir la máxima nota.
««««

Llega el debate de rigor, con el amigo Torreiro encantado de conocerse y d´ejercer de mago de ceremonias un año más. La que también parece encantada, pero no tanto de conocerse como d´estar aquí en familia, es la directora Paola Villanueva Bidault, quien no duda en hacerse fotos ni en colocar su cámara en una butaca de la primera fila para seguir inmortalizando estos momentos. A la vez, derrocha gratitud en sus palabras, explica sin abrumarnos el proceso de concepción y rodaje de Mientras se espera, y nos ofrece no sólo sonrisas y atentas miradas sino que también nos anuncia una invitación a unos vasitos de mezcal a la salida, esto es, en el vestíbulo del Teatro. Ya estaban ustedes avisados de que este conserva cierto aire pétit comité, bien aprovechado para el convite de dos botellas cuyo contenido de dicha bebida típicamente mexicana no tardará en desaparecer.

¿Ya estamos todos?
Por su parte, cuesta sacarles las palabras a los tres creadores de lo que, al final, se ha quedado como El Otro documental. Ah, eso: La Ciutat Interior. Será que son jóvenes y sienten más miedo escénico que ganas de vender bien una de sus primeras y acertadas incursiones en el mundo del cine. Sin embargo, esta timidez no afecta al incombustible Torreiro, que, en ciertos altos de sus parrafadas, cede el rutilante micrófono a los pocos miembros del público que se atreven a hacer sus no muy brillantes intervenciones.




Os espero a la saliiiida
Tú sigue platicando...











Mmm. Buen sabor de boca en general, se dice El Cinéfilo no sólo Ignorante sino también hambriento pues se dispone a someterse a otro tute de documentales con una segunda sesión también compuesta por dos películas, lo que se verá en la siguiente entrada.