sábado, 7 de abril de 2018

40º Cinéma du Réel (III) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . KINSHASA MAKAMBO (Dieudo Hamadi, 2018)


Hay obras que, de lo atractivas que se presentan, ya gustan antes de conocerse. Aquí, contamos con un título atractivo sin que haga falta que se sepa qué significa eso de Makambo, pero, pese a la Ignorancia,  sí sabemos que Kinshasa es la superpoblaba y económicamente mísera capital de la República Democrática del Congo, denominada Zaire hasta hace no muchos años.

Ante esto, hay que verla.
Si, además de todo ello, se nos presenta el impresionante cartel, los padres del invento ya tienen a medio Cinéfilo Ignorante metido en el bolsillo. Añadamos que, cuando El Ignorante accede al Cinéma 1 del Centre George Pompidou de París, se topa con la sala repleta del personal más variopinto, circunstancia que, una vez más, le llena de una alegría que tiene que ver con el reconocimiento del documental, encima, de factura africana, como género atractivo para casi el gran público.


Vamos, que uno tiene interés en la película en sí, pero se l´están cruzando por el camino otros elementos, directa o indirectamente relacionados con el mundo del cine. Aparte del interés por el tema político del país de mayor tamaño de toda África Ecuatorial, se está en el interior de un centro de arte más o menos contemporáneo y, hasta hace unos minutos, se ha guardado la correspondiente cola para entrar en el museo, espera durante la cual El Cinéfilo ha conocido a la muy interesante directora colombiana María Lucía Castrillón, hecho que, sin pretenderlo, le ha permitido contactar con el mundillo de los asistentes al Festival, no con el de los organizadores.

La gran ciudad...
...la gran ciudad.




De nuevo se comprueba que, incluso a poco de dar comienzo la película Kinshasa Makambo, va a gustar hasta el mismo instante de su conclusión. Es verdad que, a veces, se podría pensar que hay un escaso trabajo de dirección: se suceden las imágenes, en ocasiones, de manera vertiginosa y, en otras, algo más pausadas entremezclándose las que reflejan los disturbios callejeros de tan enorme capital con las charlas que, distendida o crispadamente, comparten los protagonistas de la historia.


Impactante es poco; da Pavor
Que sí, que sí hay dirección. Lo sabe uno mirando de más lejos. Es ahora, con perspectiva temporal y recordando sus  inolvidables instantáneas, cuando cae en la cuenta de que, al principio y sin saber muy bien cómo ni por qué, se ha asistido a los fotogramas terroríficos de los enfrentamientos de la multitud con las fuerzas del orden congoleñas y que, poco a poco pero sin abandonar la lucha cuerpo a cuerpo entre opositores y policía, vamos descubriendo cómo nace, cómo se planifica y cómo se difunde la lucha urbana, o sea: cómo se ha llegado preparan unas revueltas. Y es que también hay personajes, de los más famosos de la política del país y, al mismo o a mayor nivel, personas con nombres y apellidos que repiten su aparición a lo largo del metraje,

Ustedes no se lo pueden imaginar; vamos: que no tienen o no tenemos Ni Idea de lo que debe ser meterse en el fregado de una manifestación política en medio de una Kinshasa corrupta, mastodóntica y, en todos los sentidos buenos y malos de la palabra, salvaje. Los coches ardiendo, las caras encendidas de ira, el semblante amenazador de los señores de la porra, las carreras frenéticas en busca de refugio en cualquier (so)portal, los conmovedores homenajes a los caídos en batalla y muchos más etcéteras, todos ellos en el ambiente de la naturaleza exhuberante que es capaz de crecer en medio de una urbe contaminada y hasta de vencer, con su verde y su omnipresencia, a la caótica amalgama de cemento y alquitrán.

Que os lo pongáis d´esta mamera 
La muerte es así









No se sabe si Kinshasa Makambo va a llegar a los cines del pueblo de los lectores d´este blog; lo más probable es que, por desgracia, no. Pero, por fortuna, está incluida en la parrilla del excelente Festival de Cine Africano de Tarifa, para el que ya falta poco y en el cual ustedes van a poder hasta votar por ella amén de empaparse de un buen volumen de películas previsiblemente estupendas. Con un poco de fortunas, se podrá ver en otros festivales o en ciclos de buen cine.


La super-población
Se hace camino...

¿El anecdotario? ¡Ah, sí! Hoy tenemos el orgullo que contar con María Lucía como compañera de cine. A continuación es obligado referirse a la señora sentada a la derecha del asiento que ocupa El Cinéfilo Ignorante y, como si el mundo no fuera con ella, está frenéticamente entregada a la escritura a mano de no sé sabe bien qué; tal vez haya ido anotando las muchas virtudes del film, claro.

Pequeño, ¡pero qué bien hablaba!
En el momento coloquio, aparece el menuíllo director Dieudo Hamadi para disertar sobre esta su obra. Gusta que es recibido con un sonoro aplauso del respetable; también gusta que sea presentado por la encargada del Festival sin el paternalismo en que podría caer un representante del mundo supuestamente superdesarrollado ante a un país que, aparte de llamarse Congo, está destruído no sólo por una pobreza que parece endémica sino también por una sucesión de regímenes autocráticos que merecen toda la desconfianza del mundo.


Gusta, para confirmar las buenas sensaciones, que alguien del público, de rostro pálido para más señas, pregunte a Monsieur Hamadi por la función desempeñada a cargo las superpotencias en el meollo del conflicto de la R.D.C. y, sin cortarse un pelo, Dieudo pone el dedo en la llaga. En su discurso predomina un esperado pesimismo pues el señor presidente de esa república aplaza y aplaza elecciones con la idea fija de perpetuarse en el poder.

Tu vida o la mía
Perpetuarse alude a la eternidad, ¿no es cierto? Vamos a ver: con toda esa gente armando bronca en las calles de la capital, lo eterno puede terminar cualquier día. En ello está el director de la película con la única arma de su documental, que, en este caso, no poco. En ello están miles y miles de súbditos congoleños que se juegan la vida al manifestarse o, simplemente, al lanzar repetidas proclamas contra el mandatario en cuestión. En ello deberíamos estar nosotros también aunque todavía no sabemos muy bien de qué manera. Para empezar, otorgándole a este auténtico documento de la vida social y política una generosa constelación:

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