viernes, 1 de marzo de 2019

LAS 50 PELÍCULAS MÁS GUSTADAS DE 2018 (VI) . . . . La 4ª y la 5ª

¡Esto está que arde! Entramos en el resbaladizo terreno de las cinco mejores películas del año. ¡Ahí es nada! Calmemos, sin embargo, los nervios, que ha crecido hasta un punto exagerado la expectación después de la entrega de Los Óscars y sólo quedan los premios mayores d´El Cinéfilo Ignorante.

Tranquilidad en las masas pues, que vamos con las estadísticas de las 50 Mejores de 2018 referidas a nacionalidades. Habida cuenta de que hay no pocos filmes que deben su hechura a más de un país, recurrimos a las informaciones contenidas en filmaffinity en cuanto a nacionalidad.

Así, los resultados son los siguientes:

1. Estados Unidos . . . . 8 pelis

2. Reino Unido . . . . . .  8   "
3. Francia . . . . . . . . . . . 7  "
4. España . . . . . . . . . . . 5  "
5. Argentina . . . . . . . . . 4  "
6. Italia . . . . . . . . . . . . . 3  "
7. Brasil . . . . . . . . . . . .  3  "

8. Bélgica . . . . . . . . . . . 2  "
Con una peli: Suecia, México, Polonia, Noruega, Líbano, Alemania, República Democrática del Congo, Austria, Portugal y Kosovo.

Nos sorprende no sólo que Francia  haya abandonado el primer puesto que acostumbra ocupar sino que este corresponda ahora a los Estados Unidos, pero ¿qué sería de las estadísticas sin este tipo de resultados? Asombroso, eso es.

Lo más bello es que estas listas reflejan con precisión aquello de que en la variedad está el gusto, ya que los 8 primeros puestos están copados por películas facturadas en países distintos y...

Es suficiente, gracias. El público está deseoso de plantarse ante la 4ª y la 5ª películas consideradas como las mejores de todo 2018.


5. COLD WAR 
(Pawel Pawlikowski, 2017)

Intentemos olvidarnos, que ya es mucho olvidar, lo buena buenísima que nos pareció Ida, obra del mismo director de la que ahora nos ocupa y pongámonos, así, en modo Ignorante. De esa forma, resultará más sencillo sentirse brutalmente impactado por todas, sí: todas, las imágenes de Cold War. Pertenecen a personajes redondos, todos ellos fuertes en su determinación ya sean luchadores, convenidos, rencorosos o simplemente malos, que también hay malos aquí. Sus palabras también valen su peso en oro pues son las justas. Sus acciones les llevan a extremos aunque las escondan en apariencias no siempre fáciles de adivinar. Así se hace una gran narración: a base de seres humanos impactantes. Nos ponemos en más modo Ignorancia: en el momento de ver la película, no era fácil saber qué estaba pasando exactamente, situación esta que se agranda, es decir: se enmaraña, en el desenlace. O eso sentía uno, imbuido en los irresistibles rostros de los protagonistas. Andan ellos entre las maniobras de los peores años de la guerra fría, sobre todo, para los habitantes de, por ejemplo, Polonia. Consiguen salir de ahí una vez hemos presenciado los magistrales momentos en que se refleja la adoración pública hacia el Camarada (o Papá, como ustedes prefieran) Stalin. Llegan a una nueva ubicación, cambian de oficio o, en gran medida, de la forma d´ejercerlo. Vuelven a quererse o a todo lo contrario. Mientras, ahí están las imágenes hipnotizándonos. ¿Que están en blanco y negro? No les hacen falta colorines, que así brillan más en los oscuros años en que transcurre la historia. Y ponte a temblar cuando piensas que, según el propio director, está contando la historia de sus mismísimos padres.
4. ROMA (Alfonso Cuarón, 2018)

...y ellas se juntan, pues he aquí otra película en blanco y negro que mira hacia atrás.
A Roma se le puede añadir, con todo el merecimiento, el piropo de que Lo Tiene Todo. ¡Ah! ¿El argumento? Bien es verdad que carece de una trama que, como le gusta al Cinéfilo Ignorante, recorra todo el film desde qu´empieza hasta que termina. Lo que pasa es que, durante el visionado, tampoco nos damos cuenta de ello; eso sucede cuando alguien nos lo echa en cara al salir del cine. Aquí, como en ninguna otro filme, funcionan los retazos o, si quieren ustedes, los microargumentos, que, sin gran aparatosidad, logran mantenernos en vilo. Quizá la trama esté encarnada por la maravillosa protagonista o tal vez se personalice en la propia casa familiar en la que se desarrollan las historias. En ella se vive, además, la reciente Historia, la de las letras mayúsculas, de México, que, de por sí, ya es fascinante sin que hubiéramos estado nosotros viviéndola. No obstante, revivimos y removemos recuerdos de infancia, concretados en detalles que aparecen, de una manera mágica e imprevista, a lo largo de los más de 120 minutos de metraje. Quiérese decir, igualmente, que, a medida que avanza este, uno se lo pasa bien y, sobre todo, se pasa mal pero siempre con emoción y, más aún, con inusitado interés ante lo que les pueda ocurrir a continuación a unos personajes qu´el espectador va haciendo suyos de lo fácil que es identificarse con ellos. Ahí estamos nosotros. O, más exactamente, nuestra vieja y entrañable y difícil e inmortal infancia. Gracias, Sr. Director, por traérnosla de primera mano y tan perfectamente ambientada.