lunes, 18 de junio de 2018

DOCUMENTAMADRID 2018. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XV Festival de Cine Documental.


¿A que es como una cintacassette?

¿Se puede hablar de valores, conceptos y términos abstractos en los tiempos actuales en la entrada de un blog cinematográfico? Se puede y se debe, opina, en su más que probable ingenuidad, El Cinéfilo Ignorante, padre arcillero d´esta especie de blog. Primeramente, hablamos de un concepto quizá etéreo como es... el Tiempo, el del todo pasa y todo queda.


Esta disgresión tiene que ver con el hecho de que ya ha transcurrido más de un mes desde que tuvo lugar la  XV edición del DocumentaMadrid, al que le teníamos muchas pero que muchas ganas. También toca hablar del valor de l´amistad, cuyo poder es loado, requerido y, en ocasiones tanto graves como frívolas, imprescindible.

¿Dónde está esto tan bello?
Que hayan pasado unas semanas nos va a servir para, como se dice, mirar con perspectiva la calidad y la, ejem, proyección futura del mencionado festival. Por otra parte, qu´El Cinéfilo Ignorante haya sido beneficiario de un favor venido de un amigo, quien le facilitó la entrada al primero de los actos del certamen al que asistió, realza el verdadero valor de la amistad, que, encima, ayuda a satisfacer el deseo de adentrarse, otro poquito más, en el mundo de los festivales de cine.

¿Arquitectura efímera? No, no: industrial
No es necesario dar nombres, pero sí rendirle homenaje a quien, siendo parte de uno de los patrocinadores o como se diga ahora, invitó al recinto de El Matadero, definido como... Centro de Creación Contemporáneo. Vale la pena visitar este gran espacio nada más que para gozar del buen gusto arquitectónico de las construcciones industriales de hace como un siglo y para introducirse en el ambiente no sólo cinematográfico sino variadamente cultural e incluso humano ya que es lugar de paseo y ocio de un buen número de familias, parejas y amigos.



Como muy... original
Hablemos de el acto: la entrega de premios del XV Festival de Cine Documental que nos ocupa. La sede donde se celebra la ceremonia es, cree uno recordar, la Sala Azcona, que posee una irrepetible entrada y una no menos sorprendente sala de cine, que, como ustedes habrán adivinado, se encuentra atestada de personal: además d´espectadores, la copan periodistas, representantes de las entidades colaboradoras (Ese era el nombre) y, cómo no, directores, productores y los más esperados -ores, que no son ni más ni menos que los actores y actrices de, suponemos, las películas participantes.

A poco de comenzar la gala, es decir, de tomar la palabra el presentador de la misma, se oye un chirriar que importuna más al oído más que a cualquier otro de los cinco sentidos. Sin necesidad de revelar el nombre del maestro de ceremonias, estamos por denunciar públicamente que son vanos sus esfuerzos por hacer de este acto una Gran ceremonia en la que, aunque sea en plan broma, se utiliza un excesivo número de palabras grandilocuentes.

A ver si me aclaro: el qu´entrega el premio, que venga.
¡Ah, no! ¿El que presenta al qu´entrega el premio? No, no; tampoco


Qué... biennnn... que... voca... llizo. Ay, perdón.










Quítate tú pa´ ponerme yo
Acompañando a ese esfuerzo de fingida o buscada ampulosidad, se observa una exageración en la manera de arrr-ti-cu-larrr cada uno de los vocablos que no hace sino subir el volumen del chirrido ya, de por sí, moderadamente irritante. Tanta vocalización termina, pues, por conseguir el efecto contrario al deseado; o sea: que se dé algún baile de sonidos consonánticos y silábicos que obligan a rectificar con el uso r-r-r-eiterado de la palabra perdón, lo cual viene a agradecerse.

Faltan muchos reservistas
En cuanto a los sentidos que nos faltan, nada que reprochar. La pantalla es objeto de una bella decoración, la sala luce espléndida sin caer en lo vanamente ostentoso y ya tendremos ocasión de hablar del gusto, del olfato y hasta del tacto.

No está mal eso de acudir a los festivales de cine en sus últimos días: ha pasado la fiebre inicial, se han rectificado fallos y ya se reponen las obras dadas por ganadoras - y disculpen por el uso de este palabro competitivamente prosopopéyico por utilizar otro término... impactante.

Estarán ustedes de acuerdo en que este tipo de actos se pueden alargar de manera innecesaria a causa de la cantidad de menciones, reconocimientos, aplausos, vueltas al ruedo, errores en las llamadas, repeticiones varias y poses para la prensa y el público. Una vez más, esto vuelve a suceder. No obstante, reseñemos acá lo mejor de esta entrega de premios.

¿Estamos todos?
Tendremos la suerte de asistir, al día siguiente d´esta ceremonia, a la proyección de dos de las películas galardonadas. Entre otros muchos, han hecho salir al ercenario a los responsables de la primera de ellas como receptora del Premio al Mejor Documental Nacional y que responde al título de La Grieta (Alberto García e Irene Yagüe, 2017). También podremos ver a los creadores de la otra película que será objeto de tratamiento en este Blogocine, que no es sino el documental Ainhoa: yo no soy esa (Carolina Astudillo, 2018).

¿Más jefes que indios?

No es esa, no es esa




Lo menos positivo será el largo elenco de obras mencionadas cuya visionado va a quedar, siendo optimistas, para mejor ocasión. Hay que anotar las películas que nos parecen más atractivas por su carácter exótico o, dicho de otra forma, que se salen del ámbito nacional, del que ya tenemos noticia. Así, llama la atención Wan Xia. La última luz del atardecer (Silvia Rey, 2017), un quasicortometraje en torno a la comunidad china en España, así como O Processo (María Augusta Ramos, 2018), que tiene pinta de magnífico documental en toda regla acerca del impeachment infligido a la expresidenta de la República Federativa de Brasil.

¿Se acuerdan de La fuente amarilla?
Brasil... Meu Brasil brasileiro...
A propósito d´esta última obra, nos saca del relativo amodorramiento el saludo que, via la modernidad de la videoconferencia, nos dedica la propia realizadora de O Processo en un mensaje rebosante de cariño hacia el público del Documentamadrid.

Dorando la píldora
De momento, que la veamos, Mª Augusta

No se quedan atrás en atractivo películas que vienen de las asoladas tierras de Siria, como Of Fathers and Sons (Talal Delki, 2017) o las rutas de Uzbekistán, objeto de The Haunted (Saodat Ismailova, 2017). Hay más, claro, pero enumerarlas todas casi resultaría tan tedioso como el propio acto d´esta gala, que acabará por dilatarse por espacio de más de una hora. No es hipérbole ni vacua crítica, que hasta el mismo enlace humano que ha tenido la deferencia de invitarnos a la ceremonia comparte con el oído izquierdo d´El Cinéfilo Ignorante la siguiente disculpa: "Siento haberte traído a este tostón".

Hunter and the Hunted? 
Noticias de Siria

Eso de tostón suena a desmesura e, igualmente, es justo ser agradecido. Además, el grado de amistad se demuestra hasta el punto de extender la invitación a la asistencia al cocktail que se celebra en la que creemos que se llama Palacio de Cristal, soberbio y transparente recinto al que deben acudir premiados y despremiados para departir de manera supuestamente distendida.

Más claro qu´el cristal
Tan bueno puede ser acudir a un evento en los momentos finales como en sus primeros vaivenes, y es que somos de los primeros en llegar a esta santa Casa, donde casi nadie le hace compañía al disc-jockey que s´esfuerza por animar el desangelado cotarro. ¿Saben qué les digo? Que así es mejor si se trata de mantener conversaciones audibles y, ya de paso, admirar lo precioso del interior de este antro.

Qué tío más grande
Ya van personándose por aquí docenas de famosos y no famosos que no reconocemos. Ah, sí: ¡la excepción que, necesariamente, confirma la regla! Se trata del joven (porque parece joven a su edad) Fernando León de Aranoa, que había intervenido en la entrega de premios, como se ve en la imagen de la izquierda, y que sorprende por su enormidad física. El señor es corpulento, ancho, altísimo, grandón y coronado de una pelambrera recogida en una coleta en la que se distinguen, allá en los cielos, tonalidades de sal y pimienta.

Se había hablado de los sentidos, ¿verdad? Pues ya está aquí el del gusto gracias a las divertidas y sabrosas tartaletas con que nos obsequian mozos y mozas, y también el del olfato porque... Bueno, porque la cosa huele a ambientillo de camaradería, elegancia y hasta de recocijo. ¿El tacto? Digamos que se palpan claramente esas tres cualidades.

Conclusión: ¡qué agusto s´está de outsider e incluso de gatecrasher en una celebración! En este aspecto, no se le debe nada a la dirección del Festival, que, semanas antes, le contestó un e-mail al Cinéfilo Ignorante en el que se le hacía saber que no tenían a bien concederle l´acreditación que aquél había solicitado dentro del plazo establecido. Tampoco se lo podremos agradecer a l´acostumbrada picardía del mismísimo Cinéfilo, no. Se lo debemos, simplemente, a la generosidad de un auténtico amigo.