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Palo... ¿qué? :-( |
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El 7º Arte toma parte |
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A pleno sol |
Ya va siendo hora de pasar a la
ficción después de haberse regalado tres sesiones de documentales, ¿verdad? Pues, por eso mismo, El único e irrepetible Cinéfilo Ignorante se retira del área del Teatro Echegaray y sus queridos documentales y se dispone a vivir el Festival de Málaga en un ámbito más... convencional.
Bueno; empieza así y después será otra cosa, pero sí: el centro más céntrico de la ciudad de Málaga está tomado por la, ejem, gran fiesta del cine. Nos referimos a la
Plaza de la Merced, mentidero de la ciudad de toda la vida, ahora tomado, como signo de los tiempos y del vacío cerebral, por el terracismo (= ocupación de la vía pública por parte de terrazas de supuestos locales de restauración) internacional.
¡Pero hasta aquí ha llegado El Festivalismo! Resulta que las entradas se pueden adquirir en plena Mercedplatz Plaza de la Merced de la capital malacitana. El enclave está lleno de grandes paneles publicitarios de películas y de, ay, marcas patrocinadoras por lo que sí se merece el título de enclave cinematográfico durante toda la semana.
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¡Más jefes que indios! |
A la hora de acercarse a esa taquilla, pásmense, que hay más cola en la ventanilla de Acreditados qu´en la de No Acreditados. ¿Ustedes lo entienden? Pues El Cinéfilo Ignorante, tampoco, o prefiere no planteárselo. Brilla el sol en la capital de la Costa del ídem, como pueden ver, en una dulce mañana de primavera, entre turistas, cinéfilos y niños que juegan a la pelota. Vamos: que ya tenemos ambientillo.
La idea es no quedarse sin entrada y eso que la proyección tendrá lugar a) a las 8 de la tarde y b) en un espacio cultural qu´está situado fuera del círculo más trillado de visitas museísticas, teatrales y cinematográficas. Se trata del Centro Cultural María Victoria Atencia, dependiente de la Diputación de Málaga, foco del mundo de la creatividad qu´, en los últimos años, ha mejorado notablemente su antes limitada promoción qu´en absoluto se correspondía con un nivel digno de todo elogio en las exposiciones, conciertos, ciclos de cine y otras manifestaciones artísticas de las nunca tendremos bastante.
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Para eso está la Diputación |
Esto no es El (gran) (Teatro) Cervantes ni el recuperado y supercéntrico Echegaray ni tampoco la meca del culturetismo, sobre todo, cinematográfico que ha venido a ser el clásico moderno Cine Albéniz, sin los que no se llega a entender la elección de sedes del Festival de Málaga. Pero ya hace unos años qu´el citado Centro Cultural MVA se ganó su presencia en el certamen; viene a cuento recordar excelentes películas, casi todas salidas de América Latina, proyectadas en la pantalla d´este Centro en ediciones anteriores del festival que nos ocupa.
Olvídense de las intenciones glamurosas del Cervantes, los aires intelectuales del Echegaray y las colas del Albéniz. En este centro cultural no se viven esos ejemplos de déficit de atención, así que, en su vestíbulo y por todo aparato publicitario
, no nos vamos a encontrar con mucho más que un pequeño panel del Festival y sus patrocinadores.
Vamos: que, por no haber, no hay ni charla ni debate ni coloquios previos ni, claro está, posteriores, y eso que este LA REINA DEL MIEDO cuenta con el plus de ser una de las pelis al que le han regalado una omnipresencia especial a base de trailer, carteles y noticias en conocidas páginas web amén de proyecciones en otras sedes del Festival. Además, ya viene anunciada en más de una de las reseñas online más conocidas, por lo que se deduce que, en caso de no poder verla ahora, se estrenará en fecha próxima en una ciudad grandecita como, por ejemplo,
en una Málaga sin Festival.
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Vueltas y vueltas |
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¿Adónde te has metido? |
Sin más ni más, se presenta la atribulada Reina, que es una actriz de renombre muuuy argentina en la que se va a centrar, quizá más de la cuenta, todo el film. ¿El principio? Pocas veces s´empieza mejor, creando intriga, incógnitas e inquietud en unas escenas que no pueden ser más simples pero que van a decir mucho del carácter asustadizo del propio espectador, al que se le ofrece la posibilidad de temer lo peor, o sea: la violencia, y él, es decir, el espectador, ya verá si acepta o no esa proposición.
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Polígota ella |
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¿Qué hacemos con los niños? |
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Esto es llover |
Como queda dicho, desde el primer momento,
la Reina reina. Otra cosa es que gobierne porque, amenazada por la presencia del temor como su principal característica, será objeto de no pocos vaivenes en forma de dudas punzantes y preguntas críticas sobre su propia vida y la de sus contados seres queridos. No esperen situaciones extremas: la humilde grandeza de la película, que no se advierte en los minutos posteriores a esas primeras escenas. está en un dejarse llevar por acontecimientos más o menos nimios a los que quizá se les dé más importancia de la que tienen.
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Cosas que traen recuerdos |
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Ya mismo, ¡a escena! |
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Dice qu´espere |
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¿Pero quién llama ahora! |
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El cigarrito de antes de la función |
Desfilan esos hechos absurdos que provocan caras de preocupación hasta que se mezclan con graves amenazas y que, como es d´esperar, también generan angustias y congojas. Parece que hoy está opaco el Cinéfilo Ignorante, pero no es su intención: quiere decir qu´estamos, por una parte, ante un drama alejado de la histeria y, por otra, frente a un guion que, para tenernos en vilo,
sabe prescindir del formato de cuento trepidante.
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Cómo ser una gran actriz |
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¿Guapa? Eso decían |
Y, de una sola trama, nada, pues son varias historias las que dan forma a La reina del miedo, pero no quedan como retazos cosidos torpemente a lo serie de televisión típicamente española
y no es menos cierto qu´el paso de un
suceso a otro se transmite con admirable naturalidad.
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Miedo escénico |
O sea: ¿que
no pasa nada en toda la película? Tampoco es eso. Sin mucho ruido, pero sí: hay enfermedades, fechas señaladas, rupturas entre amigos de toda la vida. Es la rutina de una famosa actriz de Argentina aunque podría haber sido la de cualquier otra profesional que cuente con una
nanny carcomida por la inseguridad, que se vea paralizada por el miedo en un día decisivo o que sea esclava del
móvil celular. O sea: prácticamente, todo el mundo.
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El agobio del último minuto |
El secreto de transmitir las sensaciones de naturalidad, expectación y búsqueda de afecto está ni más ni menos qu´en los diálogos, así va a tener más razón que un santo el que decía que, sin un buen guionista, hace aguas incluso aquella película
que cuente con actores de una extraordinaria calidad, lo cual, además, es el caso aquí. Pero nos hemos encontrado con un guion más sólido que una roca, coherente como él solo y al que no le sobra ni le falta una tilde por muy trivial que parezcan sus asuntos.
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Ha renacido una estrella |
Si hay que buscarle defectos, se le buscan, claro y también se responde diciendo que, fuera de los cinco primeros minutos, se pasa por una primera media hora de metraje que suena, ligeramente, a atolladero; luego se verá que no es así: que la historia constituye un fiel retrato de la realidad de la mayoría de las personas, es decir, una existencia salpicada de pérdidas de tiempo.
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Ante El Respetable |
Si s´empeñan en sacarle imperfecciones, habría que hacerse espectador loco por los efectos especiales o por los tíos/as buenos/as o hasta por el drama social, es decir, el que huye de las películas consideradas como lentas. En cambio, si se ama un cine de calidad a fuer de seleccionar de palabras delicadamente y expresiones faciales en las que se reconocen los temores básicos del ser humano, hay que ponerse estupendo y darle a La reina del miedo no una nota altísima pero sí un más que digno número d´estrellas.
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CODA.- No ha habido ocasión para ver más películas. Ahí se cierra la exigua
participación d´El Cinéfilo Ignorante en el Festival de Málaga. Tan exigua que ha sido en comparación con otros años que, esta vez, no hay base para formarse una idea global sobre esta edición.
Ah, sí, señor alcalde: siga promoviendo el Festival de Cine, pero dígales a los de la organización que s´espabilen los redactores d
el librito de programación, ese librillo que reparten gratis a diestro y siniestro porque, después de consultar el del
Cinéma du Réel de París, ya sabe uno que no es tan difícil añadir, en la parrilla/calendario, los números de las páginas donde figura la reseña de cada
peli y poner en práctica el orden alfabético hasta sus últimas consecuencias.
¿Oído?