Un año más, ha habido películas que no sólo han gustado sino que, por momento, han encantado y que se han tenido que conformar con puestos inferiores a Los 50 Principales.
Claro que no llegan a la excelencia de estas, pero da coraje dejar de hacerles una mención.
Para ser justos, también conviene referir el motivo o motivos por los cuales las hemos dejado fuera de los finalistas siempre pensando que sí, que son Grandes. Espérense ustedes a una próxima sección en la que s´expondrán a vergüenza pública aquellas supuestas obras maestras que al Cinéfilo Ignorante le aburrieron soberanamente. No. ¿Estas? No. Estas valen mucho:
51. LA ATLÁNTIDA. EL SECRETO DE LOS MINOICOS (Jane
Armstrong y Christopher Rowley, 1986) https://www.youtube.com/watch?v=-htKV1mLjS8Miren el año en que se realizó. Es normal que haya envejecido, pero también es cierto que despierta muy vivamente la curiosidad por ese misterio de la Grecia Antigua.
52. QUAND LE MONDE ACCELÈRE : DU TEMPS SOLAIRE AUX NANOSECONDES (Jean-Christophe
Ribot, 2019) https://www.youtube.com/watch?v=Y0nhwrjRFZs De un programa del canal Arte, dedicado a la geopolítica, nos enseñan, con aluvión de números, que la principal transformación de nuestra era no es sino la gestión del tiempo, es decir, la belleza o la sordidez de la velocidad.
Un pelín larga sí se hace, pero son las cosas del cine observacional con bellos adornos de reportaje. Si uno quiere saber cómo se vive en la Venezuela real, la que, literalmente, transporta una casa en un botecillo, tiene que sumergirse en esta pequeña joya.
54. SAN MAO. LA NOVIA DEL DESIERTO (Marta
Arribas, Ana Pérez de la Fuente, 2019) https://www.youtube.com/watch?v=lFX08q23piQEl tema (escritora taiwanesa que s´enamora del antiguo Sáhara Español) atrae poderosamente. Nos pasean por la vida de la colonia y, después, por las Islas Canarias para acabar en la competitividad de la China capitalista. Sólo falta la visita a El Aaiún actual, donde ahora se levanta el Hotel San Mao, lugar de peregrinación para fans de Chen Ping.
55. EL DILEMA DE LAS REDES (Jess
Orlowski, 2020)
https://www.youtube.com/watch?v=uaaC57tcci0Lo mejor es que nos trae testimonios de primera mano, en concreto, de algunos fundadores de las redes sociales, aquí demonizadas con más efectismo de la cuenta, pero así es como hacen que sintamos verdadero pavor.
56. EL PADRE (Florian
Zeller, 2020)
https://www.youtube.com/watch?v=GvcW2ArYpwY
Quizá con excesivo empeño en explicárnoslo todo, El Padre nos lanza violentamente hacia la ancianidad oscura, difícil, que pone a prueba a las personalidades más bondadosas y entregadas. No, no falla en absoluto la maestría de Anthony Hopkins.
Difícilmente se habrán planteado los espectadores cómo será la terapia de recuperación para aquellos que han vivido la fiebre del extremismo ultra. Hay terapias, claro, y aquí vamos de testimonio en testimonio con locuras de todo tipo.
El Oliver Stone más políticamente activista hace un recorrido por l´América Latina escorada a la izquierda y conoce, muy de cerca, a sus nuevos líderes.
Vista en las semanas más arduas de la pandemia, a cualquier hablante de español le incordia la interpretación consecutiva en cada entrevista.
De una época del cine español qu´el Cinéfilo Ignorante considera dorada, se recurrió, en los días más claustrofóbicos del confinamiento, a la adaptación de una novela de Lorenzo Silva, en la que, con algunos bandazos, se sacude al espectador merced a desafíos tanto éticos como cinematográficos.
60. JUDY (Robert Goold, 2019)
https://www.youtube.com/watch?v=BqmUjMOlEJA
Aun adoleciendo de una factura demasiado simplista de caracterizar a los personajes, Judy Garland hace sufrir, que es de lo que se trata, con justa intensidad. Además de eso, se vive con intriga, miedo y, sin duda alguna, simpatía por la exiliada.
Sí que ha sentido El Cinéfilo Ignorante cierta compasión por estas grandes obritas, que dejan paso ahora a las grandísimas producciones que ocupan los puestos que van desde el 12 al 20. Pero, como aquí hacemos todo al revés, se retoma la lista descendente.
Ya efectúan su entrada las palabras mayores y, si no, ahí está el tamaño del título d´esta producción procedente de la República de Kenia, donde se advierte que ha estado prohibida. Eso dice en el maravillosísimo cartel, probablemente el más bello de todos los de, al menos, las 50 películas más gustadas de 2020. En efecto: la obra se centra en un tema tabú en muchos países, del que no es excepción, como es el caso, este de África Oriental. Las interpretaciones de las dos muchachas y de todo el panorama de actores y actrices, quizá sacados de la calle, sobrepasan lo acostumbrado debido a una impresionante aptitud para la naturalidad. Así, el espectador se conmueve a la primera, sigue las correrías de la juventud de Nairobi como si fuera su propio barrio y se pregunta constantemente por la magia que surge entre dos personas, nunca lo bastante explicada pero, por lo menos, en Rafiki, transmitida con singular maestría.
Se lo ponían muy fácil al Cinéfilo Ignorante incluso sin haber visto esta película porque ya contaba con los ingredientes que le tientan: obra ni de masas ni de minorías, historia aparentemente sutil, sobriedad en la puesta en escena anticipada por el cartel, y procedencia de Alemania, desde donde nos llega, con cuentagotas, un cine cool, audaz y penetrante hasta el extremo. No defrauda: presenta la sociedad típicamente centroeuropea obsesionada por la perfección, en particular, en el ámbito de la música culta, expone seres humanos que se exigen mucho más de aquello de lo que son capaces, explica las reacciones virulentas ante lo que, inevitablemente se asocia al fracaso, tras el que sobreviene la frustración, que, a su vez, desemboca en crueldad. ¿Ya entienden eso de reacciones virulentas? Pues hay más: únanle a ello lo comprensible de las venganzas por amor o por todo lo contrario y pueden prepararse para contemplar cómo se malvive en la más envidiable opulencia.
18. GEORGE ORWELL, ALDOUS HUXLEY: 1984 OU "LE MEILLEUR DES MONDES" (Caroline Benarrosh, Phillippe Calderon, 2020)
¡El título casi se come media pantalla! Encima, requiere explicación: el entrecomillado corresponde al título de la traducción francesa de Un mundo feliz. Ya desde el principio y sabiendo que la idea es mostrarnos cómo la distopía anunciada en esas dos obras literarias capitales, nos tememos que nos va a dar un yuyu de aúpa. Pero este se tomará su tiempo. Antes, se expone un recorrido por las personalidades de Orwell y de Huxley. Ambos escritores, aun dedicando sus libros más conocidos a anticipar lo que será el mundo ultramecanizado y megadeshumanizado, no podían ser más opuestos: pijo y pobre, guapo y normalucho, aventurero y sedentario, hollywoodiense y eremita, saludable y enfermizo. Pero esas curiosidades no pasan de ser una anécdota ante las catástrofes descritas. Con sigilo, el documental nos prepara para el gran susto final, que no es otro qu´el que provoca el hacernos ver que ya existen, en la sociedad actual, tanto el Gran Hermano como La Dictadura Perfecta.
Llega la chulería del moderno: en cartelera, no había mucho más que ver, así que se le da una oportunidad al cine clásico (¡Qué antigualla!), al blanco y negro (¡Qué sosería!) y a los nombres intocables de otra época (¡Qué pasados de rosca Fellini y compañía!). En los primeros minutos y también durante las escenas religiosas, rigen los absurdos prejuicios. Pero duran duran poco: el hecho de que, sin nombrarla jamás por sus nombres, sea crucial la profesión de la protagonista, los momentos magistrales del choque entre el actor famoso y la Gracita Morales encarnada por Giulietta Masina, todo lo deslumbradamente cutre (objeto del neorrealismo italiano , en su mejor versión) y, por último, la forma de retratar la vida de los años 50 como su fuese un territorio lejano y, sin embargo, amable, le reconcilian a uno con lo que debe ser El Gran Cine sin nombrar el desenlace explosivo, crudo hasta la suciedad y sobrio en sus elementos, que le fuerzan al espectador a pensar en la película durante varios días.
Ha sido el regalo más generoso de todo el Festival de Málaga de 2020, cuyos responsables de Prensa, por cierto, le otorgaron la correspondiente acreditación a este que lo es. Ese regalo también obtuvo su reconocimiento al llevarse el Premio del Público a Mejor Película Latinoamericana. No era para menos. ¿Cómo consigue esta mínima, milimetrada y minuciosa producción qu´el espectador se identifique con una adolescente que no dice ni mu y que, en no pocas ocasiones, actúa por simple capricho zarandeando a su santo papá y haciendo el tonto las más de las veces? ¿Como hace para que disfrutemos, más que nunca, de simples canciones reggaetoneras? ¿Cómo logra atraparnos en una historia de un simple bote que no tiene dueño definido? Será que también tienen su gancho l´amargura, la cerrazón y hasta el bajo presupuesto. Ah, claro, que viene de l´Argentina, ese país donde las escuelas de cine o las esquinas de las calles deben estar llenas de maestros guionistas.
Vista en casa, entre cuatro paredes, que no es el escenario querido por el Cinéfilo Ignorante para disfrutar del cine y presentando un panorama que tiene de todo menos brillantez, uno descubre que, en unas poquitas calles de Manhattan, conviven empresarios y inmigrantes, la estricta legalidad y los trapicheos de poca monta, la añoranza de la tierra y la ilusión por la prosperidad propia del sueño americano. Una vez más, las películas vienen juntas a esta lista y demuestran que, con un exiguo presupuesto, se puede acelerar el corazón y agrandar la capacidad de intriga de una obra que también parece del género documental. El Séptimo Día es el último de la Creación, cuando se juega la mayoría de los partidos de fútbol, y el de la jornada dominical, aspiración de los esclavos de ayer y de hoy. Si ustedes no se dan por aludidos al mencionarse la esclavitud, intenten visitar esta película y s´emocionarán con una historia amarga pero encantadora, directa pero enrevesada, diminuta pero enorme.
Para que ustedes se quejen de que esto suena a diario de cinéfilo que cuenta cómo llegó a la sala de cine y qué le ocurrió después, empezamos por el final: por lo alegre y exultante que salió el Cinéfilo después de un rato estupendo. Si se acuerdan del cine característico del añorado director Luis García Berlanga, sabrán que les espera diversión, ingenio y cierta propensión al disparate. En todo ello se funden las capacidades interpretativas de Candela Peña, que, así, no chirrían para nada ni tampoco se pasa ella media película con el labio caído como le sucede en el horroroso guion de Black Beach (Esteban Crespo, 2020). Pero, además, en esta su Boda, se mueve en compañía de actuaciones de actores y actrices secundarios de personalidad excelentemente dibujada y en las que, por una vez, el cine español acierta a reflejar, gracias al protagonismo del valenciano, la riqueza lingüística del país. Si buscan risas, pueden sacar decenas de momentos chistosos en lo que algunos calificarán de comedrama inteligente.
O cómo parecer un auténtico friki, que la cosa viene de Argelia, país no especialmente destacado en su producción cinematográfico. Más bien: cómo fundir en una sola película dos géneros diametralmente opuestos sin que las diferencias irriten lo más mínimo teniendo en cuenta que ocupan dos partes muy distintas en los 40 minutos escasos de metraje. Los primeros minutos pertenecen al más puro estilo costumbrista, con la familia de la ciudad preparándose para pasar un día de playa en compañía de la inevitable abuela. Después, sobreviene el miedo y hasta el escalofrío con sucesos ocurridos en las aguas. Y, finalmente, con el regreso a la ciudad, se observa hasta una vertiente de cine social que, increíblemente, se ha visto enriquecido por ¡efectos especiales! Todo el potingue sabe muy rico, divertidamente amenazador y curiosamente étnico. A partir de ahora, habrá que mirar más a la costa situada frente a Alicante. Puro mediterráneo.
